Se trata de la Secuoya (Sequoia sempervirens), comúnmente llamada Secuoya roja de California de la familia de los cipreses cupressaceae. Es un árbol perennifolio muy longevo (entre 2.000 y 3.000 años) y el más alto del mundo, llegando a alcanzar más de 112 m de altura y 11 m de diámetro en su base.
El tronco es recto, cilíndrico con ramas horizontales ligeramente encorvadas hacia abajo y posee una corteza muy gruesa, suave y de un brillante color pardorrojizo que se va oscureciendo expuesta a la intemperie. Las hojas son de tamaños variables: entre 15-25 mm largas y aplanadas en árboles jóvenes y brotes a la sombra en la zona inferior de la copa de los ejemplares viejos, hasta 5-10 mm de largo en brotes expuestos a pleno sol en la parte superior de la copa de árboles más viejos; entre ambos extremos hay una amplia transición de tamaño.
Son maravillosos productores de oxigeno que continuamente son motivo de interés mundial porque además son árboles prehistóricos.